martes, 13 de mayo de 2014

Manos a la obra y primer resultado

La zapatilla llevaría integrada en la suela dos placas metálicas unidas por 7 muelles. La de abajo llevaría adherido un mecanismo, una manivela que haría girar un engranaje un cierto ángulo hacia ambas direcciones alternativamente. Este engranaje, que va conectado a varios más, haría girar la dinamo que produciría la electricidad.

Tras la difícil tarea de reunir el material necesario ( ya que por raro que parezca, estuvimos casi dos días intentando encontrar unos muelles con los que unir las dos placas y al final, al no encontrarlos, tuvimos que romper tres perforadoras de hojas para poder usar los muelles que estas tenían). Después de eso nos pusimos manos a la obra en la creación del prototipo de la zapatilla. Lamentablemente no todo salió tan bien como creíamos. Si ya de por sí era un diseño que produciría una cantidad escasa de electricidad, en la práctica no conseguimos que produjera ni un poco.

A pesar de la desmotivación del tremendo fracaso de nuestro diseño, gracias a la ayuda de nuestros compañeros y de los consejos de nuestros profesores, tenemos ya en mente otro mecanismo que podría funcionar mejor, o por lo menos funcionar.

-PROTOTIPO (FALLIDO):





Y empezamos a idear

David y yo pensamos que lo más evidente para conseguir electricidad a partir del movimiento era centrarse en la fricción de las zapatillas con el suelo, las paredes u cualquier otra superficie. Partiendo de esto comenzamos a idear algún mecanimo que pudiese convertir esa fricción en electricidad. Basándonos en el mecanismo de las linternas manuales, que funcionan con un sistema de engranajes que hacen girar una dinamo, y buscando en nuestros libros de tecnología, diseñamos dos posibles modelos que teóricamente funcionarían. hicimos unos bocetos de cada diseño en la libreta y tras darle un repaso a cada uno decidimos centrarnos en el segundo que habíamos diseñado, que consistía en aprovechar la presión de cada pisada en lugar de la fricción.

-MODELO 1:

 

-MODELO 2:

 

¿Y ahora qué? Un nuevo reto

Tras la entrega de la primera parte del curso, donde expusimos de forma individual nuestra ruina, toca pasar a la siguiente etapa del curso. Una nueva aventura donde ya no estaríamos solos, y en la que el primer objetivo es encontrar relaciones entre nuestras anteriores exposiciones, entre lo que contábamos de cada ruina, para producir algo en común en lo que comenzar a trabajar.

En mi caso, mi compañero es David, cuyo anterior trabajo narraba el interés hacia una fábrica abandonada, donde practica parkour, investigando por su entorno y su pasado, relacionándolos y obteniendo información de su pasado recorriéndola  por sus alrededores. Dándole vueltas y con ayuda de una tutoría con nuestros profesores, decidimos juntar los indigentes sin techo del trabajo de David con los circuitos eléctricos del mío (TRANSFORMACIÓN), en un proyecto que consistiría en conseguir que esta gente sin recursos pueda producir electricidad desde la precariedad. Relacionamos está producción de electricidad con el movimiento del cuerpo para así asociarlo al parkour del trabajo de David. Todo esto deberíamos conseguirlo con mecanismos que pudiese conseguir alguien con escasos recursos económicos. Rápidamente comenzamos con ello...